Tras unas breves palabras el que se quedaba, que es hijo de altos cargos en la sanidad pública cántabra, respondió con un "aquí nos tienes para lo que necesites" protocolario y se estrecharon la mano.
El que se marchaba lo hacía visiblemente triste. El que se quedaba no alardeaba. Se quedaba porque sabe que este es su sitio, es suyo.
Me lo acabo de cruzar. Está hecho todo un hombre.
Que nuestra generación ha sido la última que ha podido utilizar la educación como ascensor social es lo que se suele decir pero creo que debemos corregir y pasar a decir que nuestra generación ha sido la que ha descubierto hasta dónde se puede llegar utilizando los mecanismos que para nosotros tienen previstos los poderosos.
Y es en esto en lo que ha dado la democracia, me temo: en o tragas y das las gracias o te atragantas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario