lunes, 12 de mayo de 2025

En un pueblo valluco de segundas residencias

Habían anunciado mal tiempo no, muy malo, y aún así subimos porque Raquel tenía la esperanza de que en la franja sur no hiciera tan malo. Subimos, dimos un par de vueltas más de las necesarias en las rotondas que encontramos, nos perdimos y llegamos al pueblo que no era pero que también nos valía. Nevaba sereno, nada de qué preocuparse. No había nadie. El pueblo estaba lleno de segundas residencias y de gatos que nada más vernos vinieron a por nosotros, a que les diéramos de comer. No estaban abandonados pero sus dueños no les habían dejado comida para tantos días solos. En los poyos de las casas platos limpios relucientes.

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