Voy a revisar la documentación del pabellón militar que esta mañana voy a presentar a quien creo que por fin va a poder llevársela para darle el tratamiento que merece, lo voy a hacer sin consultar arriba porque si lo hago temo que me lo paren otra vez, y se me acerca la limpiadora a preguntar. Es mayor, de las más, ha perdido mucha movilidad en los brazos de tanto esfuerzo y tiene el pelo teñido de rubio y revuelto por el viento de hoy. Le explico que ahí están los listados de todos los soldados que cayeron heridos de uno y otro bando y que en el caso de los republicanos luego se indica a dónde fueron conducidos: a Los Salesianos, Tabacalera, etc. Es la documentación más importante de la guerra que se conserva en Cantabria, digo ufano.
Ella responde que a su abuelo lo llevaron a Mauthausen, donde lo mataron (y así lo dice, no que murió, sino que lo mataron) por pasar en barco mujeres republicanas a Francia. Se llama María José porque él se llamaba José.
Me mira. La miro. Me voy al despacho. Ella sigue limpiando.
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