jueves, 21 de marzo de 2024

Los recuerdos de la primera casa donde no ha nacido

Cuando mi familia materna salió del pueblo estuvo una temporada corta en una primera casa de Cabezón de la Sal. Lo he sabido hace poco.

De esa casa mi madre nos dijo ayer a mi hermano y a mí que tiene cuatro recuerdos: un golpe que le dieron en el pie y que luego el niño que se lo dio se ocupaba de llevarla a todas partes, una quemadura en la pierna que se hizo en la chapa de la cocina, la escarlatina que pasó en un cuarto lleno de ropa (estaría por venir el ropavejero, dice) y una llena del río. Los baúles del vecindario pasaban flotando por delante de casa. En ese mismo río se bañó mi madre por primera vez con su hermanastra Suca. Lo hizo vestida. Recuerda el frío que pasó. No es un recuerdo agradable. Mi madre se refirió a este río como riatu. Tengo que comprobar su nombre.

Dice que son recuerdos que le vienen como flashes.

Mi madre no había vuelto a esa casa en mucho tiempo. Paramos el coche y la estuvimos viendo por fuera el otro día. Está cerrada, un tanto degradada y el barrio está muy cambiado. Le costó reconocerla. Lo hizo gracias a un esquinal donde ella se recordaba apoyada comiendo un taco de jamón sería con pan.

Se puso así y dijo sí, era aquí.

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