martes, 23 de septiembre de 2025

La presentación

Vive en el sótano de un antiguo edificio de nuestra calle. El portal es de azulejos hidráulicos. Tiene los primeros escalones de piedra. En el hueco de la escalera cabe un ascensor que los vecinos no van a poner. 

La encontramos a la puerta con su hijo limpiando el zócalo sobre el que se asienta el edificio. Lo habían pintado de blanco. Para impedir que meen los perros, dice. Pero las últimas lluvias han hecho que la pintura escurra a la acera. 

Su casa tiene dos tragaluces que dan a la calle. Están muy bajos. A poco la mean dentro. Ella también está muy pintada. Se ve que sabía que iba a estar un buen rato fuera y quería estar guapa. Están quitando los restos de pintura con un cepillo y agua, el hijo agachado, el cubo es el de fregar. 

La presidenta de la asociación de vecinos (que ha cuidado de Íñigo de la Serna de pequeño y tiene mano en el ayuntamiento) le ha dicho que tiene que quitar la pintura, que la pueden denunciar (no ella, alguien). Ha entendido la indirecta. 

Su hijo está dale que te pego, rojo. El cubo de agua es azul. Se le nota cansado, el cubo a medio vaciar. Para, echa el cepillo al cubo, se yergue con las manos en los riñones y saluda. Devolvemos el saludo.

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