En La Montaña, al menos, el lar es el suelo de ladrillo donde se asienta el fuego y el llar o los llares las cadenas que cuelgan del cañón de la chimenea. No lo sabía. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española sigue sin saberlo (ad infinitum). Manuel Llano emplea con propiedad ambos términos, ahora lo sé. La realidad es mucho más rica de lo que pensamos.
sábado, 16 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivu del blog
-
►
2024
(450)
- ► septiembre (36)
-
►
2023
(539)
- ► septiembre (37)
-
►
2022
(470)
- ► septiembre (34)
-
►
2021
(491)
- ► septiembre (47)
-
►
2020
(430)
- ► septiembre (39)
-
►
2019
(496)
- ► septiembre (52)
-
►
2018
(445)
- ► septiembre (43)
-
►
2017
(405)
- ► septiembre (24)
-
►
2016
(274)
- ► septiembre (25)
-
►
2015
(331)
- ► septiembre (15)
-
►
2014
(220)
- ► septiembre (14)
-
▼
2013
(445)
- ► septiembre (20)
-
▼
marzo
(37)
- Rodáu
- Viñales
- Tiez en Carmona
- Chales
- Corra 2
- Corra 1
- Respigos
- Sustifautu
- L´aburtuña
- Paseras ciclópeas pasiegas
- Ja, ja, ja (riendo)
- Exprimidor
- Indios
- Pan duro
- Encacháu
- Simbiosis
- Intenciones
- Pared sospechosa
- Las Llamas de Santander
- Intervención ciudadana
- Falso autorretrato
- Manzanas de Guriezu
- Corvu
- La Gurriana
- La Primovel
- Cambiar es adaptarse
- Carrambuela
- Lar / Llar
- Bando sobre locución (1844)
- Ensayo y error
- Ritos de pasu
- Passwords
- La ciudá los miruellos
- Chantajes
- A razón limpia
- Improvisación oral
- Si estás en peligru grita fuegu
-
►
2012
(183)
- ► septiembre (23)
-
►
2011
(173)
- ► septiembre (17)
-
►
2010
(220)
- ► septiembre (30)
-
►
2009
(199)
- ► septiembre (18)
-
►
2008
(103)
- ► septiembre (23)
No hay comentarios:
Publicar un comentario