Debíamos estar jugando a tres marinos en el mar
por la mies de Urbina andaríamos
finales de verano supongo porque recuerdo que era tarde
demasiado, la gracia de los primeros días perdida
perdido el cuidado en el maizal, hablando.
De repente advertimos luces en La Cruz.
Hacemos señales con una linterna de petaca
nadie sabe morse, quién lo iba a saber
solo alcanzamos a decir:
somos nosotros, estamos aquí
tres marinos en el mar, el maizal
crepita al viento como un incendio
finales de verano, perdido el cuidado
perdida la gracia de los primeros días.
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