Nunca tienen cerveza china.
Solo quedan rastros de las escenas pintadas en las puertas de cristal. Son incomprensibles. Tampoco las habríamos entendido si completas.
No hay coches en el aparcamiento. No sé si se alcanza a ver desde aquí nuestra casa, no me he fijado. Sí la línea de cumbres.
El viento ha inclinado el árbol que está a nuestras espaldas: el destino no se ve
porque el trayecto nunca es recto.
A este lado del cielo
me sobran las estrellas
me sobra el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario