En la entrevista así lo puse, cada uno con su idea. Pero en realidad seguimos dando vueltas a este tema y a la conclusión que llegamos fue que el silencio pasiego es resultado de una forma temprana de individualismo capitalista. No continuamos porque nos quedamos sin recursos, no supimos cómo seguir. Tampoco nos quedamos conformes pero al menos encontramos un punto en común. No lo reflejé en la entrevista porque no encajaba con el tenor del texto, además era extender demasiado este tema y desequilibraba el conjunto. Puse a un lado de la balanza el equilibrio de mi texto y al otro lo que yo creía que era la realidad pasiega y opté por la primera opción. Les traicioné. Esto sí es verdadera identidad pasiega: que les traicionen como hice yo.
Me escribió Diego para felicitarme por la entrevista a Álvaro y le comenté el caso, que bien pero que este tema del silencio pasiego quedó cojo. Entonces Diego me puso un mensaje del que voy a eliminar la primera parte por ser personal pero no la última:
"Yo creo que la ciudad se caracteriza por un ritmo acelerado de la vida, la producción, el consumo, la acción y, por supuesto, la conversación. El silencio pasiego para mí no es un silencio, sino el tiempo que precede a una respuesta verdaderamente meditada, que quizás te dé en la próxima conversación, y que no se produce al ritmo del segundero de un reloj digital, sino al del ruido de la hoja del dalle segando el verde."
Con Diego de la mano hemos ido un paso más allá. Está claro que faltan foros donde discutir sobre nuestros temas y avanzar.
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